Motor turbo frente a motor normal
Un turbocompresor (abreviado T o T/C), formalmente un turbocompresor y coloquialmente conocido como turbo, es un dispositivo de inducción forzada accionado por una turbina que aumenta la potencia de un motor de combustión interna al forzar la entrada de aire comprimido adicional en la cámara de combustión[1][2].
Esta mejora respecto a la potencia de un motor de aspiración natural se debe a que el compresor puede forzar la entrada de más aire -y proporcionalmente más combustible- en la cámara de combustión que la presión atmosférica (y, por tanto, las tomas de aire de ariete) por sí solas.
Los turbocompresores se utilizaron en varios motores de aviación durante la Segunda Guerra Mundial, empezando por el Boeing B-17 Flying Fortress en 1938, que utilizaba turbocompresores producidos por General Electric[7][15] Otros de los primeros aviones con turbocompresor fueron el Consolidated B-24 Liberator, el Lockheed P-38 Lightning, el Republic P-47 Thunderbolt y variantes experimentales del Focke-Wulf Fw 190.
La primera aplicación práctica para camiones fue realizada por la empresa suiza de fabricación de camiones Saurer en la década de 1930. Los motores BXD y BZD se fabricaron con turboalimentación opcional a partir de 1931[16]. La industria suiza fue pionera en los motores turboalimentados, como demuestran Sulzer, Saurer y Brown, Boveri & Cie.[17][18].
¿Puede mi motor soportar un turbo?
Una pregunta habitual entre los aficionados es si un motor determinado es capaz de ser turboalimentado. La respuesta a esta pregunta varía en función de varias consideraciones. En primer lugar, ¿el motor está sano y en buen estado mecánico? ¿Cuál es el uso previsto del motor y cuál es su objetivo de potencia?
Si su objetivo es crear una máquina de calle/circuito que también sirva como conductor diario, entonces debe considerar el estado general del motor. Un turbocompresor no es una cura para un motor de bajo rendimiento que ha perdido potencia debido a la edad y el desgaste interno. Si su motor es fuerte con relativamente pocos kilómetros, y su vehículo en general vale la pena el tiempo y la inversión, ¡entonces un turbocompresor puede ser justo lo que el doctor ordenó! Sin embargo, hay límites para los componentes de serie, y también los discutiremos.
En su mayor parte, los motores de inyección de combustible de hoy en día son muy capaces de ser turboalimentados para un aumento del 50 por ciento en la potencia sin hacer ninguna modificación interna real del motor. Eso se correlaciona con unas 7-8 libras de impulso. Esto supone que el ciclo de trabajo del motor es relativamente bajo, lo que significa que el potencial de alta potencia se utiliza sólo ocasionalmente y para ráfagas relativamente cortas.
Turbocompresor
La velocidad y la potencia van de la mano como los atractivos más emocionantes de las carreras y la cultura del automóvil. Hay innumerables películas sobre coches que vuelan a una velocidad de vértigo, y nuestra obsesión por las carreras de Fórmula 1 no hace más que cimentar el ideal de velocidad y potencia como objetivo final de un coche. Sin embargo, cuando se trata de motores turboalimentados y supercoches, puede que no sean todo lo que se dice. A pesar de la velocidad demoníaca y el par motor alucinante que ofrecen, los motores turboalimentados tienen algunos inconvenientes. ¿Cuáles son los pros y los contras de acelerar el motor?
La ventaja más obvia de tener un motor turboalimentado en tu vehículo es que vas a tener una conducción mucho más rápida y potente, pero no necesitas que un mecánico de coches te lo diga. Sin embargo, tu coche tendrá la capacidad de desarrollar muchos más caballos de potencia que la aspiración natural del motor o la sobrealimentación, lo que significa que si realmente quieres sacar el máximo provecho de ese V8 rugiente, podría tener sentido que invirtieras en la turboalimentación.
Cómo instalar el turbo en un motor no turbo
Sin embargo, cuando las cosas van mal, tener un poco de conocimiento puede ayudar a asegurar que usted obtiene la solución correcta y rentable para su motor, y no tiene la lana delante de sus ojos por los mecánicos sin escrúpulos.
Una de las formas más sencillas de saber si su motor está equipado con un turbocompresor es mirar las placas de su vehículo, ya que normalmente le darán una idea de si está turbocargado o no.
Fíjate en los distintivos de la parte trasera de tu vehículo y busca la palabra “Turbo”, o la letra “T”, junto con otras letras, que suele utilizarse para denotar la palabra turboalimentado (por ejemplo, TDI, TSI, TFSI, TDCI).
Sin embargo, es importante recordar que hay excepciones a esta regla (por ejemplo, GTI, TT, GT), y es posible que un propietario anterior haya cambiado los distintivos por una variante o modelo diferente.
Si no puedes encontrar el manual de tu vehículo, consulta en Internet, ya sea en el sitio web del fabricante o en sitios como WhatCar, para determinar qué variante de modelo tienes y si tu motor es turboalimentado.